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La alergia es una condición cada vez más frecuente

Fuente: La Razón

Las alergias afectando al 30% de la población mundial. Según la Academia Europea de Alergia e Inmunología Clínica (EAACI), se estima que para 2050, el 50% de la población tendrá algún tipo de alergia. Estas pueden manifestarse de diversas formas, como rinitis, asma o reacciones graves como la anafilaxia. Los principales desencadenantes son alérgenos presentes en el aire, alimentos, veneno de insectos, mascotas y ciertos medicamentos. Pero, ¿por qué algunas personas son alérgicas y otras no? Esto ocurre porque el sistema inmunitario de las personas alérgicas reacciona de forma exagerada ante estos alérgenos, liberando histamina y otras sustancias que provocan síntomas como estornudos, picazón o dificultad para respirar.

El tratamiento más efectivo sería evitar el alérgeno, pero esto no siempre es viable, especialmente en el caso de sustancias presentes en el aire o alimentos contaminados. Por esta razón, muchos recurren a antihistamínicos, corticoides o broncodilatadores para aliviar los síntomas, aunque estos no resuelven la causa de la alergia.

Aquí es donde la inmunoterapia se convierte en una opción clave. Este tratamiento, único en su capacidad de modificar la evolución de la alergia, consiste en la administración repetida de extractos de alérgenos durante varios años para desensibilizar al paciente. A largo plazo, la inmunoterapia ha demostrado ser eficaz al reducir los síntomas y prevenir la progresión de la alergia o el desarrollo de nuevas sensibilizaciones.

Uno de los retos más complejos para los alergólogos es la polisensibilización, cuando una persona es alérgica a varios alérgenos distintos. En España, el 78% de los pacientes con rinoconjuntivitis están polisensibilizados, lo que agrava sus síntomas. Factores como el cambio climático, la contaminación y la globalización han incrementado este fenómeno al alterar las temporadas de polinización y facilitar la aparición de nuevas especies vegetales. Además, el aumento del teletrabajo y la convivencia con mascotas han incrementado la exposición a alérgenos en interiores, como el pelo de perros y gatos.

Tratamientos personalizados para alergias

Para quienes padecen múltiples alergias, es esencial un enfoque personalizado. Cada persona tiene un perfil único de sensibilización, y la inmunoterapia debe adaptarse a estas características. Identificar los alérgenos que realmente provocan síntomas, en lugar de basarse solo en pruebas diagnósticas, es crucial, ya que no todos los sensibilizados muestran síntomas.

Además, es fundamental considerar el entorno del paciente, ya que los alérgenos varían según el clima y la vegetación de cada región. El cambio climático y la actividad humana pueden modificar estos factores, por lo que es necesario que un alergólogo evalúe la situación y ajuste el tratamiento en función de estas variables.

La inmunoterapia con extractos alergénicos completos, que contienen una mezcla de componentes alergénicos, ofrece una protección duradera contra diversas sustancias. Actualmente, también existen alergoides, extractos modificados químicamente, que son menos alergénicos, pero igualmente efectivos para inducir una respuesta inmunitaria. Estos alergoides se liberan de manera lenta, proporcionando una desensibilización más segura y eficaz.

Según las guías clínicas, los extractos alergénicos utilizados en inmunoterapia deben estar estandarizados para garantizar la máxima calidad, seguridad y eficacia del tratamiento. La mejor opción para alcanzar una desensibilización a largo plazo frente a alérgenos comunes es la inmunoterapia con extractos completos y estandarizados, administrada durante al menos tres años.

La inmunoterapia

Ante el creciente número de casos de alergia y su complejidad, la inmunoterapia alérgeno-específica es la mejor opción para prevenir la progresión de la enfermedad y la aparición de nuevas sensibilizaciones. Este enfoque, basado en la medicina personalizada, representa una solución a largo plazo para un problema que afecta cada vez a más personas.

Recomendaciones que ayudan a minimizar las molestias provocadas por las alergias otoñales.

Fuente: eluniverso.com

Las alergias estacionales no son exclusivas de la primavera. Con la llegada del otoño, muchas personas también experimentan un aumento en los síntomas alérgicos debido a cambios en el clima, la proliferación de polen y la descomposición de hojas. Aunque el clima otoñal trae consigo temperaturas más frescas, también puede desencadenar reacciones alérgicas que afectan la calidad de vida de quienes las padecen.

La doctora Andrea Burke, alergista e inmunóloga certificada en Nueva York, fue citada por el portal The Healthy para ofrecer una serie de recomendaciones que ayudan a minimizar las molestias provocadas por las alergias otoñales. A continuación, te compartimos cinco hábitos que puedes adoptar para mantener bajo control los síntomas y disfrutar de esta temporada con mayor comodidad.

1. Bañar a tus mascotas regularmente

Aunque tus mascotas no sean alérgicas, su pelaje puede convertirse en un vehículo de alérgenos. Durante el otoño, es común que los animales domésticos recojan polen, moho y polvo en sus paseos diarios o simplemente al jugar en el patio. Estos alérgenos se adhieren al pelaje y pueden dispersarse por toda la casa, empeorando los síntomas alérgicos de quienes viven en el hogar. Para reducir este riesgo, es recomendable limpiar sus patas y pelaje antes de que ingresen a la casa, y bañarlos con más frecuencia durante esta época del año.

2. Mantenerse alejado de las hojas caídas

Con la caída de las hojas en otoño, el moho y otros microorganismos encuentran un ambiente perfecto para crecer, sobre todo en áreas húmedas. Estos hongos liberan esporas que pueden volar por el aire, agravando las alergias respiratorias. Según la doctora Burke, hay dos tipos de moho que se activan en otoño: unos proliferan en días húmedos y lluviosos, mientras que otros se dispersan en días secos y ventosos. Las personas alérgicas al moho pueden notar un aumento en sus síntomas durante esta temporada, especialmente si viven en áreas donde las hojas se acumulan y descomponen. Evita estar en contacto cercano con montones de hojas caídas y, si es necesario recogerlas, usa una mascarilla para protegerte de las esporas.

3. Darse una ducha al llegar a casa

Un hábito sencillo que puede marcar una gran diferencia es cambiarse de ropa y ducharse al regresar a casa después de haber pasado tiempo al aire libre. Durante tus actividades diarias, es probable que tu ropa, cabello y piel recojan polen y otros alérgenos del ambiente. Ducharse y cambiarse de ropa al llegar a casa ayuda a eliminar estos alérgenos antes de que se esparzan por tu hogar. Esto es especialmente útil en días con altos niveles de polen en el aire, ya que reduce significativamente la exposición.

4. Cerrar las ventanas para evitar la entrada de polen

Es tentador abrir las ventanas para disfrutar de la brisa otoñal, pero esto también permite que el polen y otros alérgenos entren en tu hogar. En días con altos niveles de polen, la doctora Burke sugiere mantener las ventanas cerradas para evitar que estos irritantes circulen por la casa. En su lugar, recomienda usar aire acondicionado, ya que este puede filtrar el aire y mejorar la calidad del mismo dentro del hogar. Si prefieres ventilar, trata de hacerlo durante las horas del día en las que el nivel de polen sea más bajo, como temprano en la mañana o al final de la tarde.

5. Evitar salir en días de alto conteo de polen

Una de las maneras más efectivas de controlar las alergias otoñales es monitorear los informes diarios de polen y evitar actividades al aire libre durante los días en que el conteo sea alto. Este hábito puede parecer simple, pero tiene un gran impacto en la reducción de los síntomas alérgicos. Durante los días críticos, procura realizar actividades en interiores y mantén las puertas y ventanas bien cerradas. Si debes salir, considera usar gafas de sol y una mascarilla para reducir la exposición directa al polen. Además, los filtros especiales para el aire en el hogar o en el automóvil también pueden ser útiles para mantener el ambiente libre de alérgenos.

Conclusión

Las alergias otoñales pueden ser molestas, pero con los hábitos adecuados es posible minimizar sus efectos y disfrutar de una temporada más saludable. Siguiendo estos cinco consejos de la doctora Andrea Burke, puedes reducir significativamente tu exposición a los alérgenos del otoño y mantener tus síntomas bajo control. Como siempre, si tus alergias persisten o se agravan, lo mejor es consultar con un especialista en alergias para evaluar opciones de tratamiento más personalizadas, como la inmunoterapia o el uso de antihistamínicos.

Recuerda que pequeñas acciones diarias pueden hacer una gran diferencia en la calidad de vida durante esta estación.

Los ácaros son una de las principales causas de enfermedades respiratorias, tales como el asma alérgica y la rinitis, tal y como os contamos en un artículo anterior.

Fuente: conectandopacientes.es

Cada vez es más normal encontrarnos con este tipo de alergia, sobre todo en esta época del año que pasamos más tiempo en interiores y en casa, donde los procesos alérgicos se ven afectados directamente por la calidad del aire. En las personas que están sensibilizadas a los alérgenos producidos por los ácaros, pueden causar síntomas tanto respiratorios como cutáneos. Entre estos síntomas encontramos la rinoconjuntivitis, asma, dermatitis atópica, congestión nasal, estornudos y dolor de garganta.

Evitar los alérgenos es el mejor tratamiento para este tipo de alergia, aunque también existe tratamientos farmacológicos para controlar los síntomas de una manera rápida y eficaz, como son los antihistamínicos, los descongestionantes nasales y los broncodilatadores, y tienen que venir siempre prescritos por un alergólogo. Estos tratamientos logran eliminar los síntomas, pero no actúan sobre la causa de la alergia, por lo que siempre que sigamos expuestos al alérgeno causante, debemos continuar con el tratamiento.

Para tratar los mecanismos que desencadenan la reacción alérgica, la inmunoterapia específica con alérgenos es el único tratamiento eficaz que puede modificar el curso natural de la enfermedad. La inmunoterapia consiste en administrar dosis altas del alérgeno al paciente, con el fin de que el sistema inmune sufra determinados cambios para evitar las reacciones alérgicas, disminuyendo notablemente los síntomas y la necesidad de utilizar medicación sintomática. Su duración aproximada es de unos tres años, en lo que se consigue una protección a largo plazo contra los alérgenos, incluso cuando se para la administración del tratamiento. Su forma más común es lo que se conoce como “vacuna de la alergia”, consistente en una inyección subcutánea, pero en los últimos años han surgido nuevos formatos más cómodos, como es el liofilizado oral.

El tratamiento liofizado oral lo absorbe el cuerpo en segundos, y consiste unos comprimidos que se administran debajo de la lengua hasta que se disuelven por completo. Esto aporta una mayor comodidad al paciente, ya que puede autoadministrárselo en su propia casa, aunque la primera dosis debe administrarse siempre bajo la supervisión de un especialista. Las mejorías se notan entre 2-3 meses después de empezar el tratamiento, desarrollando mayor tolerancia inmunológica a los alérgenos de los ácaros. La guía española para el manejo del asma (GEMA) prioriza este tratamiento con inmunoterapia, debido a que cuando se compagina al tratamiento habitual del asma, es capaz de disminuir el número de exacerbaciones asmáticas y mejorar el control de la enfermedad. Además, sus efectos adversos son leves pasajeros en la mayor parte de los casos.

Los ácaros son una de las principales causas de enfermedades respiratorias, tales como el asma alérgica y la rinitis, tal y como os contamos en un artículo anterior.

Fuente: conectandopacientes.es

Cada vez es más normal encontrarnos con este tipo de alergia, sobre todo en esta época del año que pasamos más tiempo en interiores y en casa, donde los procesos alérgicos se ven afectados directamente por la calidad del aire. En las personas que están sensibilizadas a los alérgenos producidos por los ácaros, pueden causar síntomas tanto respiratorios como cutáneos. Entre estos síntomas encontramos la rinoconjuntivitis, asma, dermatitis atópica, congestión nasal, estornudos y dolor de garganta.

Evitar los alérgenos es el mejor tratamiento para este tipo de alergia, aunque también existe tratamientos farmacológicos para controlar los síntomas de una manera rápida y eficaz, como son los antihistamínicos, los descongestionantes nasales y los broncodilatadores, y tienen que venir siempre prescritos por un alergólogo. Estos tratamientos logran eliminar los síntomas, pero no actúan sobre la causa de la alergia, por lo que siempre que sigamos expuestos al alérgeno causante, debemos continuar con el tratamiento.

Para tratar los mecanismos que desencadenan la reacción alérgica, la inmunoterapia específica con alérgenos es el único tratamiento eficaz que puede modificar el curso natural de la enfermedad. La inmunoterapia consiste en administrar dosis altas del alérgeno al paciente, con el fin de que el sistema inmune sufra determinados cambios para evitar las reacciones alérgicas, disminuyendo notablemente los síntomas y la necesidad de utilizar medicación sintomática. Su duración aproximada es de unos tres años, en lo que se consigue una protección a largo plazo contra los alérgenos, incluso cuando se para la administración del tratamiento. Su forma más común es lo que se conoce como “vacuna de la alergia”, consistente en una inyección subcutánea, pero en los últimos años han surgido nuevos formatos más cómodos, como es el liofilizado oral.

El tratamiento liofizado oral lo absorbe el cuerpo en segundos, y consiste unos comprimidos que se administran debajo de la lengua hasta que se disuelven por completo. Esto aporta una mayor comodidad al paciente, ya que puede autoadministrárselo en su propia casa, aunque la primera dosis debe administrarse siempre bajo la supervisión de un especialista. Las mejorías se notan entre 2-3 meses después de empezar el tratamiento, desarrollando mayor tolerancia inmunológica a los alérgenos de los ácaros. La guía española para el manejo del asma (GEMA) prioriza este tratamiento con inmunoterapia, debido a que cuando se compagina al tratamiento habitual del asma, es capaz de disminuir el número de exacerbaciones asmáticas y mejorar el control de la enfermedad. Además, sus efectos adversos son leves pasajeros en la mayor parte de los casos.