Fuente: ABC
Un estudio de la Facultad de Medicina Dunedin de la Universidad de Otago en Nueva Zelanda ha demostrado que chuparse el dedo y morderse las uñas en la infancia reduce el riesgo a sufrir alergias.
“¡No te chupes el dedo!”, “¡No te muerdas las uñas!”¿Te suenan estas recomendaciones? Pues espera un poco, que puede que no te vuelva a hacer falta escucharlas o seguirlas. ¿Por qué? Un estudio de la Facultad de Medicina Dunedin de la Universidad de Otago en Nueva Zelanda ha demostrado que estos dos hábitos en la infancia reducen el riesgo de sufrir alergias.
El director de la investigación, Malcolm Sears, ha fundamentado su estudio publicado en la revista Pediatrics basándose en la teoría de higiene, que explica que la temprana exposición a la suciedad y a los gérmenes reduce a posteriori el riesgo a padecer alergias.
Nuestros hallazgos son consistentes con la teoría de higiene, según la cual la exposición temprana a la suciedad y a los gérmenes reduce el riesgo de desarrollo de alergias. Ello no implica que recomendemos que se refuercen estos hábitos, pero parece que también tienen un lado positivo”.
El objetivo del estudio: comprobar si estos dos hábitos comunes implican la exposición a microorganismos y, como consecuencia, afectan al sistema inmunitario y ayudan a reducir el riesgo de padecer reacciones de hipersensibilidad en un futuro. La investigación se ha llevado a cabo en más de mil niños. Analizaron su situación con estos dos hábitos cuando ellos tenían 5, 7, 9 y 11 años para determinar su continuidad. Posteriormente, los niños tuvieron que realizar una serie de test de alergias a los 13 años y después, a los 32.
Los resultados: en primer lugar, el 31% de los niños se mordía las uñas o se chupaba el dedo. En segundo, el 45% de los mismos a los 13 años ya mostraban sensibilización atópica, es decir, que su sistema inmunitario estaba mejor preparado para las alergias debido a haberse expuesto a microorganismos como bacterias mediante alguno de estos hábitos, o mediante los dos.
Más resultados: el 60% de los niños que se chupaban el dedo o se mordían las uñas no padecían ninguna alergia en el futuro. Además, de los que compartían los dos hábitos, solo el 31% sufrían alergias.
En definitiva, estos dos hábitos en la infancia pueden ser útiles para protegerse de alergias a los ácaros del polvo, a los animales, a los hongos…aunque no reducen las posibilidades de sufrir asma o la fiebre del heno. Por tanto, podemos decir que, sí, funciona, pero no de forma completa. ¿La verdadera solución? Acudir al alergólogo y seguir sus consejos y tratamientos, además de visitar portales como TengoAlergia para mantenerte informado de toda la actualidad sobre alergias.
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