Los investigadores analizaron una muestra compuesta por 248 propietarios de perros enfermos en el Archipiélago, de los que el 51% anotó estas complicaciones
Fuente: www.ocio.laprovincia.es
Un equipo de investigadores de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC) y de la Universidad de Salamanca (USAL) ha llevado a cabo un estudio en el Archipiélago que sugiere que el parásito Dirofilaria immitis –gusano del corazón– podría estar implicado en el desarrollo de alergias en propietarios de perros enfermos de filaria. “Hemos estudiado a una muestra compuesta por 248 dueños y observamos que el 51% de los que tenía una alergia diagnosticada era propietario de un perro afectado por esta enfermedad”, explicó José Alberto Montoya, director de esta iniciativa y catedrático de Medicina y Cirugía Animal de la ULPGC. Cabe resaltar que el trabajo, que ha sido publicado en la revista científica Animals, ha contado con la financiación del Gobierno de Canarias, que ha aportado más de 60.000 euros a la investigación.
La filaria es una patología que transmiten los mosquitos hematófagos –aquellos que se alimentan de la sangre– a los perros, gatos y humanos, y cuya presencia es mayor en las Islas que en el resto del territorio nacional por causas asociadas al clima. Teniendo en cuenta esto, y según las palabras del experto, “no es el perro el responsable del contagio, sino el mosquito que ha infectado a un can enfermo y que, posteriormente, pica al humano”. Es entonces cuando se puede desencadenar un proceso alérgico.
Siguiendo esta línea, durante la investigación fueron valorados pacientes aquejados de rinitis, asma y dermatitis alérgica. El siguiente paso fue estudiar el nivel de inmonoglubilinas E –que indica la presencia de una enfermedad alérgica– en estos sujetos. “Todos los pacientes que tenían las inmunoglobulinas E altas eran positivos en dirofilariasis”, apostilló el director del estudio. “Sabemos que hay una correlación entre estos datos”, prosiguió, “y aunque no determinan con exactitud la causalidad, nos dan muchas pistas para seguir estudiando”.
Según indicó el profesor Montoya, fue precisamente el elevado índice de personas alérgicas que concentra Canarias, en contraste con el que marca el territorio peninsular, lo que impulsó al grupo a iniciar el análisis. “Hay que decir que en 2018 hicimos una investigación en la que implicamos a 1.479 habitantes de las Islas, de los que el 9% mostró anticuerpos contra la dirofilariasis”, enfatizó. Un hecho que animó a los científicos a seguir profundizando en el estudio.
A juicio del catedrático, los datos son muy llamativos, pero lo más importante para los expertos ha sido, precisamente, demostrar la relación entre los factores que contribuyen al desarrollo de alergias en las Islas y la filaria.
Ahora, el reto que se marca el equipo se centra en realizar determinaciones más precisas. “A los pacientes enfermos habría que hacerles un estudio médico para poder determinar el tipo de alergia que pueden desarrollar otros dueños de perros infectados, los alérgenos que están implicados y comprobar la relación exacta con la filaria”, adelantó el catedrático.
Canarias es un lugar idóneo para que se reproduzcan los mosquitos por sus condiciones climáticas, aseguran los expertos del estudio.
Lo cierto es que el Archipiélago es un entorno idóneo para la reproducción de todos los mosquitos en general. “Suelen vivir en lugares en los que la temperatura supera, durante todo el año, los 18º y en los que existe mucha humedad. Las Islas cumplen con estos requisitos, de ahí que sea tan alta la prevalencia de la filaria”, determinó Montoya.
Por esa razón, recuerda que la mejor manera de evitar el contagio de esta enfermedad zoonótica –que se transmite entre animales y seres humanos– pasa por vigilar el estado de salud de las mascotas. “Los dueños deben ser lo suficientemente responsables como para aplicarles a sus perros los tratamientos necesarios para evitar el contagio de esta dolencia, pues puede ser mortal para los animales por las complicaciones pulmonares y cardíacas que les causa. Solo con una pastilla al mes o una inyección al año se puede prevenir”, manifestó el experto.
Participantes
En esta investigación dirigida por el catedrático de la ULPGC han participado los profesores Jorge Isidoro Matos, Yaiza Falcón, Noelia Costa y Elena Carretón, por parte de la misma institución educativa, y el profesor del área de Parasitología del Departamento de Biología Animal en la USAL, Rodrigo Morchón.
El pasado año, el mismo grupo desarrolló un estudio, que fue publicado en la reconocida revista Veterinary Parasitology, y que evidenciaba la posibilidad de reducir a dos meses el tratamiento para combatir la filaria en perros. En la actualidad, tras haber demostrado eficacia, continúan aplicando la terapia a todos los canes que tratan.