Durante estos meses solemos pasar más tiempo haciendo actividades al aire libre, como nadar o hacer ejercicio, lo que puede estar relacionado con varias reacciones alérgicas
Fuente: lanuevaespaña
Durante estos meses solemos pasar más tiempo haciendo actividades al aire libre, como nadar o hacer ejercicio, lo que puede estar relacionado con varias reacciones alérgicas
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Durante las vacaciones, el calor continúa siendo el factor predominante, especialmente en momentos de baño. Sin embargo, estas actividades acuáticas pueden desencadenar reacciones alérgicas en los niños, debido a las propiedades del cloro presente en las piscinas.
El cloro es una sustancia utilizada para la desinfección del agua en piscinas y suministros de agua potable. Esto se debe a sus propiedades oxidantes y su capacidad para eliminar microorganismos perjudiciales que habitan en el agua.
Sin embargo, es precisamente esta capacidad de disinfección lo que provoca que este compuesto sea altamente irritante, desencadenando reacciones alérgicas. Sus efectos pueden manifestarse tanto en las vías respiratorias como en la piel. Esto puede ser debido a una alta concentración de cloro en la piscina, a que el niño pase una cantidad significativa de tiempo en el agua o a la sensibilidad cutánea del individuo.
En términos generales, los niños son más susceptibles a los efectos adversos, ya que pasan más tiempo en el agua y su piel es más delicada y sensible en comparación con los adultos, según explican desde la Sociedad Española de Inmunología Clínica, Alergología y Asma Pediátrica (SEICAP).
Tanto el cloro como los contaminantes introducidos en el agua por los bañistas (sudor, restos de cremas, perfumes, saliva, piel muerta, etc.) pueden causar irritación en la piel de los niños. Una de las principales consecuencias de esta irritación es la aparición de eccemas, generalmente en áreas flexoras de la piel, como detrás de las rodillas, codos, ingles, axilas y pliegues del cuello o párpados, siendo más pronunciados en las mujeres debajo del pecho.
Las reacciones no son uniformes en todas las partes del cuerpo, existen áreas más sensibles y susceptibles a estas irritaciones, como la córnea de los ojos, que normalmente se enrojece al contacto con el cloro, indicando irritación.
El enfoque para tratar las reacciones al cloro, alérgicas o no, varía según la parte del cuerpo afectada. En caso de síntomas respiratorios relacionados con la exposición al agua clorada, se recomienda seguir el tratamiento prescrito por el pediatra alergólogo, especialmente en niños con diagnóstico de asma y rinitis alérgica.
Si el niño no tiene antecedentes de alergias y experimenta problemas respiratorios después de nadar, es aconsejable consultar con el pediatra para una evaluación individual.
En el caso de irritación ocular, se debe proporcionar alivio inmediato al niño. Si el pediatra alergólogo ha recetado medicamentos de rescate, como antihistamínicos orales o colirios, se deben administrar lo antes posible. Además, compresas frías y lavados con suero fisiológico pueden ayudar a aliviar el picor.
Para las lesiones cutáneas, como los eccemas, los antihistamínicos orales pueden aliviar el picor. También es esencial aplicar cremas hidratantes para restaurar la piel.
El cloro es un producto químico que se utiliza frecuentemente para mantener el agua de las piscinas limpia y libre de bacterias. Aunque es necesario para la seguridad sanitaria, también puede provocar reacciones alérgicas en algunas personas. Los síntomas de la alergia al cloro pueden incluir mareos, náuseas, desorientación, problemas respiratorios y dolor de cabeza, así como la aparición de eccemas, picor de piel y sequedad.
Si la reacción es leve, suele ser suficiente con limitar el tiempo que pasamos dentro del agua y ducharse después de nadar, para eliminar así cualquier exceso de cloro que pueda haber quedado en la piel o en el bañador. También es importante evitar tragar agua de la piscina y usar gafas de natación para proteger los ojos. En los casos más graves, se recomienda evitar completamente el contacto con el cloro y buscar alternativas más naturales para mantener el agua limpia.
Lo más sensato para prevenir las alergias es evitar el contacto con el alérgeno que la cause. Así que, si crees que puedes ser alérgico a alguno de estos elementos, es importante que consultes con tu médico para obtener un diagnóstico preciso y tomar las medidas necesarias para evitar las posibles reacciones alérgicas que te estropeen el verano.
El enfoque para tratar las reacciones al cloro, alérgicas o no, varía según la parte del cuerpo afectada. En caso de síntomas respiratorios relacionados con la exposición al agua clorada, se recomienda seguir el tratamiento prescrito por el pediatra alergólogo, especialmente en niños con diagnóstico de asma y rinitis alérgica.
Si el niño no tiene antecedentes de alergias y experimenta problemas respiratorios después de nadar, es aconsejable consultar con el pediatra para una evaluación individual.
En el caso de irritación ocular, se debe proporcionar alivio inmediato al niño. Si el pediatra alergólogo ha recetado medicamentos de rescate, como antihistamínicos orales o colirios, se deben administrar lo antes posible. Además, compresas frías y lavados con suero fisiológico pueden ayudar a aliviar el picor.
Para las lesiones cutáneas, como los eccemas, los antihistamínicos orales pueden aliviar el picor. También es esencial aplicar cremas hidratantes para restaurar la piel.
Recomendaciones para prevenir los problemas relacionados con el cloro en los niños:
Aunque los días de baño de verano están llegando a su fin, muchos niños asisten a piscinas como actividad extracurricular durante el año escolar. Por lo tanto, la SEICAP ofrece algunas recomendaciones para evitar los problemas causados por el cloro en los niños, incluso durante el invierno:
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