Aunque puede presentarse durante todo el año, las condiciones ambientales del otoño favorecen que la alergia al polvo se agrave. Te explicamos por qué ocurre esto y qué puedes hacer para reducir la presencia de los ácaros en casa.
Fuente: www.sabervivirtv.com
Una temperatura de entre 25º y 35º y una humedad relativa por encima del 60%. Estas son las condiciones ideales para que los ácaros, que no son otra cosa que un tipo de animal de tamaño microscópico, proliferen en el interior de las viviendas. Y ambas se dan con facilidad en otoño.
“El número de ácaros en los domicilios en zonas con climas templados varía según las estaciones, con cifras bajas al inicio del verano, una elevación progresiva a medida que se aproxima el otoño y un posterior descenso durante el invierno”, nos aclara el doctor Ángel Moral, presidente del Comité de Aerobiología de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC).
Del total de alérgicos que hay en España, un 40% lo son a los ácaros
A esto hay que añadir que, con la llegada del frío y las lluvias, pasamos más tiempo en casa (lo que aumenta los posibilidades de contacto con los ácaros del polvo).
- “En la actualidad, en los países desarrollados la mayoría de personas pueden llegar a permanecer hasta un 95% de su tiempo en espacios cerrados”, advierte el especialista. Una tendencia que la actual situación de pandemia debido a la Covid-19 puede agravar, añade.
Otro factor que explica el auge de la alergia a los ácaros en otoño es el mejor aislamiento de las casas.
- “Al pasar largos periodos de tiempo en estos ambientes cerrados con temperaturas uniformes y cálidas, se facilita la aparición de la alergia al polvo”, remarca el especialista.
LA HUMEDAD AUMENTA EL RIESGO
A estas condiciones propias del otoño hay que añadir otra que puede darse dentro de las casas: que haya focos de humedad. “Los ambientes húmedos favorecen la presencia de hongos, que sirven de alimento a los ácaros. Por eso, su crecimiento se potencia”, nos cuenta Ángel Moral.
- De hecho, “se ha visto que durante las estaciones lluviosas (primavera y otoño) hay más ácaros en las casas”, remarca. Y esto ocurre sobre todo en las zonas costeras del Cantábrico y el Mediterráneo. “En cambio, en la zona centro, con un clima seco y grandes oscilaciones de temperatura a lo largo del año, la supervivencia de los ácaros es más dificultosa”, aclara el doctor.Aunque “independientemente de la altitud y la cercanía a la costa, las enfermedades alérgicas por ácaros van a depender de las condiciones de las viviendas”.
- La calefacción no siempre ‘mata’ la humedad. Es cierto que reseca el ambiente, pero a veces existen zonas con una humedad alta escondidas o que no identificas. Detectarlas y sanearlas puede ayudarte a reducir los síntomas si tienes alergia a los ácaros.
SÍNTOMAS DE LA ALERGIA AL POLVO
La rinitis, sobre todo al levantarse de la cama, es muy frecuente, y se manifiesta en forma de picor, goteo, congestión nasal y ataques de estornudos.
- “Estos síntomas suelen remitir al abandonar el domicilio y reaparecen por la noche al acostarse o al quitar el polvo”, aclara el alergólogo.
El 30% de los pacientes con rinitis, además, presenta síntomas de asma: pueden tener accesos de tos, notar opresión en el pecho, pitidos o que les cueste respirar al hacer ejercicio al aire libre.
“También se ha sugerido que los ácaros pueden estar involucrados en los brotes de dermatitis atópica. Además, se ha demostrado que pueden contaminar alimentos elaborados con harinas utilizadas en rebozados y repostería, produciendo cuadros de anafilaxia (la manifestación más grave de la alergia)”, advierte el especialista.
DÓNDE CRECEN MÁS LOS ÁCAROS
Los ácaros se encuentran muy cómodos en camas, sofás, peluches, cortinas y muebles revestidos de tela.
- “Los colchones y los sofás constituyen un excelente microhábitat para ellos, porque la profundidad de su relleno retiene los tres factores que necesitan para crecer”, opina el miembro de la SEAIC. Y son: mucha humedad, proporción de calor (procedente de la transpiración de las personas) y comida (microscópicos restos de piel humana).
Ventilar a diario es fundamental para que haya menos humedad y temperatura en las estancias
- Para reducir su presencia el alergólogo aconseja eliminar del dormitorio las alfombras y todos los objetos que acumulen polvo, utilizar fundas antiácaros en el colchón y la almohada, lavar las sábanas y las mantas a una temperatura superior a 50 grados y limpiar periódicamente sofás y moquetas.”La reducción de la humedad relativa en el dormitorio con deshumidificadores, por debajo del 50%, también ha demostrado que reduce la población de los ácaros”, concluye.