En Navarra hay más de 100.000 personas con alergia al polen, el 17% de la población adulta y el 30% de los jóvenes.
Fuente: www.noticiasdenavarra.com
Los más de 100.000 navarros alérgicos al polen ya se están echando las manos a la cabeza con la llegada de la primavera, y es que cada vez más personas se ven afectadas por esta patología que afecta al 17% de la población estatal y aumenta hasta el 30% entre los más jóvenes. Esto ocurre porque siempre “hay una predisposición genética a ser alérgico y uno siempre es hipersensible a lo que está en contacto”, según señaló Ana Tabar Purroy, jefa del Servicio de Alergología del Complejo Hospitalario de Navarra (CHN), quien detalló que cuando se da un debut tardío “suele ser porque hay un cambio de hábitat, de alimentación o se toma un medicamento nuevo que no se ha recibido de niño”. Sin embargo, el debut de alergia respiratoria se basa en algo que se inhala desde que se nace.
Este número de personas alérgicas se ha visto duplicado además en la última década, apuntó Tabar, y achacó este incremento al efecto de la contaminación y el cambio climático sobre los pólenes. “La emisión de partículas contaminantes procedentes de las calefacciones y de los motores diesel altera la estructura del polen haciendo que este genere proteínas de estrés que incrementan la agresividad del polen como mecanismo de defensa y aumentando su capacidad de inducir una respuesta alérgica en personas susceptibles”, explicó la alergóloga.
En esta línea, las ciudades con una mayor población y, por lo tanto, mayor contaminación, son las que sufren unas primaveras más agresivas y ” se producen más casos de alergia a pesar de que la concentración de pólenes sea menor que en el campo”. Además, “los altos niveles de contaminación de las ciudades favorecen el fenómeno de inversión térmica que impide a los pólenes abandonar la atmósfera e incrementa el tiempo de exposición a ellos”, añadió.
Por otro lado, el cambio climático “está alterando los ciclos de polinización de las plantas”, adelantando el inicio y retrasando el final de su período de floración, por lo que hay una mayor exposición de la población a los pólenes.
En este sentido, al no estar Navarra entre la comunidades con niveles de contaminación altos, un año más los alérgicos a pólenes de gramíneas se enfrentarán a una primavera moderada, como suele ser habitual. Son los navarros hipersensibles a las gramíneas quienes más brotes de rinitis, conjuntivitis y asma alérgica sufrirán ya que se trata del polen más presente en la Comunidad Foral, seguido por cupresáceas y olivo en la zona centro, además de estos dos últimos y la salsola en el sur de la comunidad. No hay ni polen de arizónicas ni de parietaria en Navarra. Así, la alergia al polen es la segunda causa de alergia respiratoria por detrás de los ácaros –polvo doméstico– y por delante de los epitelios de mascota.
Por otro lado, el Servicio de Alergología, dentro de la presente crisis sanitaria, ha continuado con su actividad habitual presencial, aunque ha aumentado el número de consultas telefónicas, especialmente para revisiones y para comunicar resultados. Tabar explicó también que hubo durante el confinamiento “un discreto parón en el que la derivación de Atención Primaria disminuyó en un 30 %”. No obstante, valoró que el uso habitual de mascarillas ayudará a que los síntomas sean menos intensos en el paciente polínico.
Más control sobre el polen
Con el significativo incremento de alérgicos a los pólenes, desde el año pasado, en el marco del proyecto Life-NAdapta –proyecto Europeo liderado por el Gobierno de Navarra– y con el objetivo de mejorar la adaptación frente al cambio climático de la población navarra, la Comunidad Foral amplió la cobertura de control polínico a diferentes zonas climáticas: Zona Media y Comarca de Pamplona, Ribera y Norte de Navarra.
Para ello, el Instituto de Salud Pública y Laboral de Navarra (ISPLN) instaló en marzo de 2021 dos nuevos aparatos captadores de polen localizados en Tudela y Santesteban. Por otro lado, Navarra también ha aumentado el control del polen a todo el año natural, mientras hasta el momento se realizaba únicamente durante los meses de primavera (marzo-junio). El recuento e identificación de los diferentes tipos de pólenes lo realiza un equipo formado por el Departamento de Biología Ambiental de la Universidad de Navarra (UN), en colaboración con el Servicio Navarro de Salud-Osasunbidea (SNS-O).
La información se facilita por diferentes medios con el objetivo de que llegue a la mayor cantidad de población vulnerable posible. Así, hay informes diarios y mensuales disponibles durante todo el año en la página web del ISPLN y boletines de predicciones polínicas disponibles entre los meses de marzo a junio. Los avisos se envían cada viernes con la previsión de los niveles de polen de los siguientes siete días.