La extensa formación de los alergólogos facilitó su incorporación a los equipos sanitarios de primera línea frente a la COVIID-19.
Fuente: immedicohospitalario.es
Desde este mércoles y hasta el próximo 23 de octubre, se celebrará el 33º Congreso Nacional de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC) en el Palacio de Congresos de Zaragoza, donde se congregarán más de mil expertos en la Especialidad para abordar un programa innovador.
“De forma previa a la irrupción de la COVID-19, la normalización de la vida y de la actividad de las personas alérgicas ya se encontraba entre los objetivos de los alergólogos. Sin embargo, Comprometidos con el paciente alérgico, el título del programa de este año, tiene un significado especial, ya que tras la pandemia, el control y el bienestar del paciente alérgico se ha vuelto más crucial”, explica el doctor Carlos Colás, representante del Comité Organizador del Congreso de la SEAIC.
“La alergología siempre ha situado al paciente en el centro de sus actuaciones, y los que compartimos esta dedicación tenemos en cuenta sus opiniones, escuchamos sus preocupaciones y sabemos y entendemos cómo las enfermedades condicionan su vida. Por ello, hemos elaborado un programa dirigido a mejorar su calidad de vida, abordando cuestiones como la alergia grave en el niño, la diferencia entre la alergia y la intolerancia a alimentos y la actualización en alergia al veneno de himenópteros, entre otras”, comenta el doctor Juan Fraj, representante del Comité Científico del Congreso.
Durante la época más acuciante de la infección por SARS-CoV-2, los profesionales sanitarios y concretamente, los alergólogos, se incorporaron a los equipos de atención especializada COVID-19 en todos los centros sanitarios. “Como el de cualquier otro profesional sanitario, el rol del alergólogo ha sido muy importante en la gestión de la pandemia. Su amplia formación en medicina interna y aparato respiratorio dota a este profesional de los conocimientos y habilidades suficientes para atender a pacientes agudos de cualquier patología médica y, en este caso concreto, a los pacientes con insuficiencia respiratoria ligada a la infección por coronavirus y otras morbilidades asociadas que presentan estos pacientes”, subraya el doctor Juan Fraj.
Control del paciente alérgico durante la pandemia
Además de atender a los enfermos de COVID-19, los alergólogos tuvieron que compaginar su actividad asistencial con su trabajo en los servicios de alergia para no dejar desatendidos a sus pacientes. “Cancelamos las citas presenciales y pasamos a realizar la mayor parte de nuestra actividad asistencial en las consultas de alergología de forma telefónica. La mayor parte de pruebas diagnósticas tuvieron que suspenderse”, apunta el doctor Antonio Valero, presidente de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC).
No obstante, durante los meses de pandemia, sí se prestó atención a pacientes que precisaban estudios de alergia indispensables, como por ejemplo, alergias a fármacos (antibióticos esenciales, quimioterápicos, etc.) y se continuó con la administración de tratamientos crónicos inyectables indispensables, además de reajustarse las pautas de vacunación con inmunoterapia.
“Esto ha contribuido a que los pacientes alérgicos y, concretamente, los asmáticos, hayan estado bien controlados a pesar de que la mayor parte de nuestros esfuerzos han estado puestos en atender a los pacientes COVID-19. Hemos realizado citas por vía telemática cuando no ha sido posible de forma presencial. Además, los tratamientos biológicos de aquellos pacientes con asma grave se han seguido administrando, siguiendo siempre las medidas de protección sanitaria que en cada momento eran pertinentes”, concluye el experto.
Vacunación frente a la COVID-19 en pacientes alérgicos
Al inicio de la vacunación frente al coronavirus, muchas personas alérgicas manifestaron su gran preocupación en relación con las reacciones adversas que habían manifestado otros pacientes alérgicos en países que habían comenzado con anterioridad su proceso de inmunización frente al virus.
En este sentido, desde la SEAIC se elaboraron recomendaciones para autoridades y población general sobre la vacunación frente a la COVID-19 en pacientes alérgicos, ya que existían muchas dudas al respecto y concretamente, sobre los excipientes de las vacunas.
“Desde la SEAIC colaboramos y seguimos colaborando en la confección de guías de administración de estas vacunas en personas alérgicas, así como en la evaluación de casos que supuestamente reaccionaron de forma alérgica. Asimismo, estamos implicados en el seguimiento del registro de reacciones adversas con las vacunas frente a la COVID-19”, explican los alergólogos.
No obstante, a pesar de las recomendaciones, los alergólogos tuvieron que hacer frente a una cantidad ingente de consultas, debido a que muchos pacientes alérgicos acudían a las clínicas para ratificar que podían vacunarse frente a la COVID-19. “Para dar una respuesta rápida, a las personas alérgicas que acudían a la consulta por primera vez, se les generaba una cita preferente para conocer los detalles de su historial alergológico y proceder en consecuencia. Si, por el contrario, se conocía el historial médico del paciente, se revisaba y se procedía a elaborar unas recomendaciones ad hoc para cada paciente. Y si era necesario, se les realizaba un estudio alergológico para descartar alergia a los excipientes de las vacunas”, concluyen los expertos.