El polen de abeja, un tesoro alimenticio del que cada vez se descubren más sustancias nutritivas. Su compleja composición contiene valiosas enzimas, vitaminas y minerales que hacen de él un complemento ideal para reforzar el sistema inmunológico especialmente en épocas de cambio de estación.
El polen es la espora masculina de las plantas, encargado de fecundar sus órganos femeninos. Las abejas recogen el polen de las flores con sus patas y lo humedecen con néctar dándole forma de pequeñas bolas que transportan a la colmena para alimentar a las abejas obreras. Mediante estos viajes de flor en flor contribuyen, desinteresadamente, a la polinización de muchas especies.
El polen de abeja es una fuente natural de salud; contiene, de forma muy completa, todos los elementos indispensables para la vida de todo organismo, elementos que no podrían conseguirse de forma artificial ni con los métodos más sofisticados.
Principalmente, el polen de abeja actúa como estimulante y energizante de todo el cuerpo, quienes lo consumen experimentan casi instantáneamente una sensación de bienestar, gozo y ánimo por vivir. Actúa como rejuvenecedor, equilibra el sistema inmunológico (regula los glóbulos blancos encargados del sistema de defensa del cuerpo) y contiene elementos revitalizadores y purificadores de la sangre (revitaliza y aumenta la cantidad de glóbulos rojos en la sangre). También es buen depurador del sistema digestivo.
Además, posee altas propiedades antibióticas ayudando a combatir enfermedades contagiosas y a eliminar el exceso de elementos tóxicos y venenosos en el organismo.
• Regula el apetito
• Anemia
• Delgadez
• Problemas de la piel
• Infecciones
• Estreñimiento y diarrea
• Estados de debilidad muscular y cerebral
• Alergias
• Regula el sistema glandular
• Enfermedades cardiovasculares
• Tifoidea y salmonera
El polen está compuesto de más de un 30% de proteínas, por lo que lo convierte en un alimento ideal para los vegetarianos (36 grms de polen al día satisfacen la necesidad de proteínas de una persona común), además de contener aminoácidos de fácil asimilación por el organismo.
Una gran parte del polen son azúcares, tiene una mínima cantidad de grasas vegetales, ácidos grasos y más de un 30% de minerales entre los cuales se encuentran el fósforo, el azufre, el hierro, el calcio, el cobre, el magnesio y el yodo. Posee vitaminas del complejo B además de contener vitaminas A, D, C, H y E.
El sabor del polen no tiene por que gustar a todo el mundo, pero hay muchas maneras de disfrutarlo. Hay quien mastica tranquilamente el polen hasta deshacerlo por completo en la boca o con un sorbo de agua; otros toman una cucharada de polen que pueden disolver en zumo de naranja o en leche y añadirle un poco de miel. Quien prefiera, puede masticarlo mezclando el polen con yogur, miel o mermelada.
También existen los productos ya preparados a base de polen, otra forma cómoda y efectiva de tomar polen con frecuencia.
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