Según datos del Eurobarómetro: “Hábitos de consumo de productos procedentes de la pesca y la acuicultura”, España ocupa la primera posición (92%) en la lista de países europeos con mayor consumo de pescado. Esto, sumado al notable aumento de la ingesta durante el verano, dispara las alertas para los pacientes con alergia al anisakis.
El Anisakis simplex es un gusano parásito, de la familia Anisakidae, que habita en el tubo digestivo de diversas especies marinas. Su ciclo vital inicia a partir de la deposición de huevos en el mar y su posterior eclosión. La cadena de transmisión comienza desde que son ingeridas por crustáceos y estos, a su vez, por otros peces, hasta que finalizan en algunos mamíferos marinos. Sin embargo, puede ocurrir que, con la ingesta de estos animales de forma cruda o poco cocinada, la larva acabe en el estómago de un ser humano, generando los síntomas digestivos de la infección anisakiasis.
Otra posible consecuencia es que se produzca una reacción alérgica. El caso más frecuente es la combinación de la parasitación y la alergia al anisakis, conocida como Anisakiasis gastroalérgica, que aúna los síntomas cutáneos y gastrointestinales. No obstante, habitualmente se elimina el parásito de forma espontánea y únicamente permanece la reacción alérgica.
La alergia al anisakis se produce, en general, 72 horas después de la ingesta de pescado crudo o poco cocinado. Las especies que presentan mayor posibilidad de albergar el parásito son la merluza y el bonito, seguido del chicharro grande, la pescadilla, el boquerón y el bacalao.
Los síntomas pueden variar en función del paciente. No obstante, los síntomas principales de la alergia al anisakis son:
Para prevenir los síntomas de la alergia al anisakis es necesario evitar el consumo del pescado crudo, sin eviscerar (pescados enteros) o poco procesado en sus distintas variantes:
Por lo tanto, es necesario seguir una serie de recomendaciones previas a la ingesta de pescado:
No hay riesgo por el consumo en crudo de moluscos bivalvos, tales como mejillones, almejas, coquinas u ostras. Del mismo modo, se pueden consumir distintas variantes de moluscos crustáceos, ya sean gambas y langostinos o centollos y percebes.
Sin embargo, deben evitarse los moluscos cefalópodos (sepia, pulpo y calamar) que no sigan los procedimientos previamente indicados para la ingesta de pescado.
Si presenta alguno de los síntomas indicados transcurridas 72 horas de la ingesta de pescado o cefalópodos, debe acudir inmediatamente a su centro médico más cercano con el fin de que la reacción alérgica pueda ser controlada por un especialista.
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