La alergia al polen se manifiesta como una reacción anormal del sistema inmunitario frente a una sustancia aparentemente inofensiva.
Fuente: Tengolergia
A menudo se asocia erróneamente con la primavera, cuando, en realidad, puede surgir a lo largo del año, dependiendo de la época de polinización de cada planta. Durante los meses de invierno, la alergia al polen de ciprés es predominante, ya que su polinización suele ocurrir de enero a febrero, momento en el que estos árboles liberan polen al ser agitados por el viento.
El ciprés es un árbol que se encuentra en todo el mundo, pero es más común en climas mediterráneos. La alergia al polen de ciprés se desencadena cuando el sistema inmunitario identifica ciertas proteínas en su polen como amenazas, generando anticuerpos que, a su vez, liberan sustancias químicas responsables de los síntomas alérgicos. Aunque cualquier persona puede desarrollar esta alergia, es más frecuente en niños, jóvenes y aquellos con antecedentes familiares de alergias. Además, la sensibilidad al polen de ciprés puede aumentar con el tiempo, y las personas alérgicas a este tipo de polen también pueden ser a otras plantas de la familia de las cupresáceas, como la arizónica, el tuya y el enebro.
Los síntomas de la alergia al polen de ciprés suelen manifestarse en las primeras horas de la mañana, cuando la concentración de polen en el aire es más elevada. Estos incluyen estornudos, picazón en los ojos y la nariz, ojos rojos y lagrimeo, congestión nasal, tos y asma.
El diagnóstico de la alergia al polen de ciprés se basa en el historial médico del paciente, en los síntomas que presenta y en una prueba cutánea. Esta prueba consiste en colocar una pequeña cantidad de polen de ciprés en la piel del paciente y, tras una pequeña punción, si la persona es alérgica se producirá una reacción en la zona de la piel donde se aplicó el polen.
La mayor parte de los tratamientos tienen como objetivo aliviar los síntomas. Entre estos encontramos los antihistamínicos, los descongestionantes y los broncodilatadores. Por otro lado, la inmunoterapia es un tratamiento que busca reducir la sensibilidad al polen, e implica la administración gradual y controlada de dosis de alérgenos con el propósito de desarrollar tolerancia y, con el tiempo, una disminución en la producción de los anticuerpos responsables de desencadenar las reacciones alérgicas. Hay dos tipos principales de inmunoterapia utilizados en el tratamiento de las alergias: la inmunoterapia subcutánea, comúnmente conocida como la vacuna de la alergia, que implica la inyección de extractos alergénicos bajo la piel; y la inmunoterapia sublingual, un método de administración más cómodo para el paciente, ya que se aplica en forma de gotas debajo de la lengua.
A pesar del tratamiento, aquellos afectados por la alergia al polen de ciprés deben tomar medidas para reducir la exposición al polen y evitar los síntomas:
- Evitar salir en días de alta concentración de polen.
- Utilizar gafas de sol y un pañuelo para cubrir nariz y boca.
- Mantener las ventanas cerradas en casa y en el coche, y airear la casa a primeras horas de la mañana y últimas horas de la noche.
- Limpiar el polvo y la ropa con regularidad.
- Consultar regularmente los niveles de polen.